Una breve biografía

Nací en Guadalajara, Jalisco, México, en una tibia madrugada de un 12 de abril del año 1958 para ser exactos. Siendo la novena de nueve hijos, y una pequeñita débil y un poco enferma recién nacida, mi mamá decidió llamarme Martha para que esa santa me cuidara y me hiciera fuerte…. Y funcionó.

Crecí en el seno de esa numerosa familia conformada por personas buenas, honestas, amorosas y divertidas. Yo digo que nací psicóloga, porque desde niña me llamaba fuertemente la atención ese mundo de la psicología; la palabra misma me fascinaba y mis juegos favoritos tenían que ver justamente con las actividades profesionales que hoy desempeño con tanto gusto y amor, y que alimentan mi alma.

En la pubertad comencé a leer mucho sobre temas de psicología y me apasionaba Freud y sus teorías sobre el inconsciente, el ello, el yo y el super yo, los mecanismos de defensa, entre otros. Me parecía que mientras leía, penetraba en un mundo misterioso y fascinante al que me encantaba viajar.

Siendo adolescente me envolví en disciplinas como la meditación, el yoga, la lectura y la oración, también me puse en contacto con la naturaleza. Todo ello ejerció una positiva influencia en mi desarrollo físico, emocional, mental y espiritual, y todavía las practico. Estudié la carrera técnica de educadora, fuertemente impulsada por mi fascinación por los niños y su educación, y por un maravilloso libro que trascendió profundamente en mi vida: Summerhill, de A. S. Neill.

17 Años

A los 17 años conocí al hombre de mis sueños, me enamoré y me casé a los 18, mudándome a vivir a Monclova, Coahuila, donde permanecimos 9 años. En esa polvorienta, pero querida ciudad, nacieron los dos frutos de mi amor: mis amados hijos. Marcia en 1977, a mis 19 años, y Francisco en 1979, a mis 21.

27 Años

A los 27 años, de nuevo en Guadalajara, cuando mis hijos ya pasaban toda la mañana en la primaria y yo en casa, mis sueños desde niña empezaron a bullir dentro de mí; la voz de mis anhelos se convirtió en grito y todo mi ser deseaba estudiar esa carrera que tanto me atraía: Psicología. Por varias razones, tuve que esperar dos años para poder hacerlo, pero el día en que estuve inscrita, fue uno de los más felices de mi vida.

1988

Doce años después de casarme, en 1988, decidí divorciarme.

La experiencia de estar estudiando Psicología y al mismo tiempo ser madre fue difícil, pero también maravillosa. Mis hijos amados, que al inicio de mi carrera tenían 8 y 10 años, compartieron conmigo todo mi proceso. Con frecuencia, cuando sus vacaciones no coincidían con las mías, iban conmigo a la universidad y les encantaban mis clases. Aprendieron mucho de mi carrera y su presencia llenaba de luz el salón y la universidad completa, donde eran conocidos y queridos por todos.

Años Siguientes

Tengo guardado en el corazón muchos momentos inolvidables de esa etapa: las tardes en casa, los tres sentados en la mesa del comedor haciendo tarea; mis semanas de exámenes cuando estaba ocupadísima y ellos me llevaban un sandwich al escritorio; las ocasiones en que tenía mucho que estudiar y los llevaba a andar en bicicleta, mientras yo estudiaba sentada en una banca del parque; o aquellas en que me pedían ir a pasear en el trenecito del parque Alcalde, que hacía un recorrido de 10 minutos entre hermosos jardines. Los tres nos subíamos, y mientras yo leía y leía, ellos seguían pidiendo más y más vueltas y gritando a todo pulmón cada que pasábamos por el oscuro túnel. Los brincos de alegría que dieron en mi graduación cuando se anunció que obtuve el mejor promedio de la generación fueron uno de esos regalos de la vida que no tienen precio. En un sentido, esa fue una etapa difícil, pero también llena de bendiciones y alegrías.

MARCIA Y PACO

Siempre llevaré en el corazón una inmensa gratitud hacia mis hijos que me han acompañado en todos mis sueños y mis logros. El día en que me gradué como psicóloga, les di un trofeo de cristal con esta leyenda que expresa mis sentimientos, aunque a fin de cuentas las palabras siempre se quedan cortas:

MARCIA Y PACO

GRACIAS…
Gracias por el apoyo que siempre me dieron para que pudiera realizar este sueño.
Gracias porque aun siendo pequeños, mis ideales y anhelos entendieron.
Por su interés, respeto y comprensión.
Por compartir conmigo esta ilusión y por todo el amor que me han demostrado…
¡GRACIAS HIJOS!
LOS AMO MUCHÍSIMO
MAMÁ
25 de agosto de 1990

Un año antes de terminar mi carrera de Psicología, fui aceptada en un entrenamiento en Terapia Familiar Sistémica y en un diplomado de Programación Neurolingüística, que enriquecieron enormemente mi preparación académica y mi vida personal.

El 25 de agosto de 1990 me gradué como psicóloga y dos años después, como psicoterapeuta familiar sistémica. En 1994 estudié una especialidad en Hipnoterapia Ericksoniana y en 1998 una en alcoholismo y adicciones.

He trabajado intensamente durante 21 años, como psicoterapeuta y como expositora en múltiples cursos y conferencias.

Una madrugada, en enero del año 2000, tuve este hermoso sueño: estaba sentada en una gran terraza frente al mar, escribiendo un libro y con un Ser de Luz sentado a mi lado derecho. Desperté súbitamente con un profundo sentimiento de gozo y con una idea fascinante: me iría a vivir a la playa durante el verano, descansaría y¡ESCRIBIRÍA UN LIBRO!

Mis hijos, entonces de 21 y 23 años, estaban a punto de irse de viaje durante algunos meses. Yo me quedaría sin hijos durante ese tiempo, necesitaba descansar y adoraba el mar.

Esa madrugada lo decidí. ¡La idea me fascinó! A la mañana siguiente compré mi laptop y empecé a hacer los preparativos para dedicarme sólo a escribir, dejé de recibir pacientes nuevos y terminé los procesos de aquellos con los que ya estaba trabajando. Comencé a pensar a qué lugar me iría. No tenía duda que sería al mar que tanto amo. Un lugar pequeño y tranquilo, pero en el mar.

Dos personas me platicaron sobre Barra de Navidad, que yo no conocía, y mientras lo describían se me erizaba la piel, se ensanchaba mi corazón y mis ojos humedecían de gozo. Entonces me quedó muy claro que era ahí donde debía estar.

El 12 de mayo partí de Guadalajara con mi ropa, mis libros y, por supuesto, mi laptop. Al llegar a ese pequeño y hermoso pueblo, supe de inmediato que era el lugar perfecto donde quería vivir ese verano.

Los días siguientes me dediqué a buscar el lugar ideal para vivir… Quería estar junto al mar para verlo y oírlo todo el día y la noche… ¡lo encontré!: una hermosa casa frente al mar, bellamente amueblada con una enorme terraza como la que imaginé y una administradora enviada del cielo para hacer realidad mi sueño, porque sin conocerme confió en mí y me apoyó para que la dueña de la casa me la rentara por sólo diez por ciento del precio real, el cual habría sido imposible pagar.

Y así empezó a tomar forma Tu hijo, tu espejo, en esa hermosa terraza frente al mar, inspirada por los muchos colores que toma el océano vasto y misterioso, el aire fresco en mi rostro, el sonido de las olas y, desde luego, por los Seres de Luz que me guiaron. Inspirada también por la fuerte vivencia de contactar continuamente con mis monstruos y mis ángeles interiores, porque eso es lo que sucede cuando uno está sólo durante cuatro meses.

El 31 de agosto regresé a Guadalajara, con el alma y el cuerpo plenos y satisfechos, con Tu hijo, tu espejo guardado en 3 discos y un poco más sabia y fuerte gracias a tantas vivencias durante esos cuatro meses en los que todo fue intenso.

Luego, después de registrarlo ante Derechos de autor, comencé el proceso de tocar puertas en las editoriales para que mi libro fuera publicado. Un proceso largo, con obstáculos por sortear y muchos sentimientos mezclados en el camino. Fue también toda una experiencia.

Después de más un año y medio y una serie de diosidencias (como les llamaría Anthony de Mello), fue aceptado por Grijalbo, la editorial que más me interesaba… y el resto de la historia ya se conoce.

Salió a la luz a principio de 2002. El 12 de abril, el día que cumplí 44 años, se llevó a cabo una presentación a la que asistieron más de 1200 personas. Un evento lleno de alegría y afecto. Una hermosa recepción para Tu hijo, tu espejo. Uno de los días más felices de mi vida.

En 2003 fue publicado mi segundo libro, Todo pasa… y esto también pasará; le siguieron Te voy a contar una historia, en 2004; En honor a la verdad, en 2005; Hijos tiranos o débiles dependientes, en 2008; Consejos para padres divorciados, en 2009; 90 respuestas a 90 preguntas, en 2010; Hijos Invisibles, en 2011; En 2013 Hijos gordos, y ¡Con golpes NO! en 2015.

Tu hijo, tu espejo abrió mi fascinación por escribir. A veces me preguntan cómo le hice para decidirme a hacerlo. La respuesta es que simplemente vencí mis creencias limitantes, según las cuales “eso no es para mí…. yo nunca podría escribir un libro”, y me dije a mi misma: “si todo el tiempo estoy dando cursos y conferencias, es exactamente lo mismo, simplemente, en lugar de hablarlo, lo escribo”.

Mi vida profesional ha estado plena de bendiciones y logros… y también mi vida personal. Soy una mujer verdaderamente afortunada. He pasado por etapas muy difíciles, pero siempre me han traído infinidad de recompensas y bendiciones.

Mis hijos ya han volado del nido. Ambos son adultos responsables, sanos y felices. Soy abuela de de tres hermosas criaturas a las que adoro y que me tienen el corazón henchido de ternura y de amor.

Ahora vivo junto al mar, en un mágico lugar en el que se respira ¡tanta paz! Aunque viajo mucho para impartir conferencias y talleres en diversas ciudades, cada vez que regreso a mi hogar no puedo evitar llorar de gozo y gratitud, porque vivo justo en el lugar del planeta tierra donde quiero vivir. Estoy rodeada de amor y belleza… ¿Qué más podría pedir?

Y aquí sigo, tratando de existir cada día, no sólo de vivirlo. Y con muchos sueños que me piden ser realizados… ¡y lo serán!... Todos y cada uno lo serán… ¡LO SON!

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