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¿HAY QUE DEFENDER A LOS NIÑOS?


¿HAY QUE DEFENDER A LOS NIÑOS?

 

 

A mi me parte el corazón el enterarme o presenciar tantas circunstancias en las que alguien molesta, se burla o de cualquier forma abusa de un niño, y los adultos en quien él confía y que deberían protegerlo, no lo hacen.

 

Hace poco una amiga me contó que su nieta de 6 años sufre las constantes burlas de algunos compañeros del colegio, por ser demasiado morena, y muy especialmente, de dos hermanos que no la dejan en paz. (Hago un paréntesis aquí antes de continuar con esta historia, para decirte: ¿de dónde sacan unos niños de 6 años la idea de que ser morena es malo? Pues de los estúpidos prejuicios de sus padres, que les van llenando la cabeza de ridiculeces como estas).

 

Pues bien, resulta que el padre de esta niña recoge todos los días a esos dos hermanos burlones, para llevarlos al colegio.  La pobre niña se baña todas las mañanas y se lleva el cabello estilando, porque lo primero que los odiosos niños le dicen en cuanto se suben al coche es: “¡cochina no te bañaste, mira que negra estás!” y la niña angustiada, invariablemente les responde: ¡sí me bañé, mira como tengo el pelo mojado!”  Ellos, acompañando sus palabras con burlas y risotadas, continúan diciéndole que no es cierto porque está negra; ella sigue  tratando de convencerlos y así hasta que llegan al colegio. Este tormento se repite cada mañana, y ¿sabes qué hace el papá?  ¡NADA!  Escucha todas esas burlas y se queda callado. ¡Increíble!

 

La pobre niña ha desarrollado tal grado de ansiedad, que cuando van a un par de cuadras de la casa de los niños, comienza a alterarse su respiración y a ponerse sumamente nerviosa.  No me cabe en la cabeza que un padre presencie todo eso y no haga o diga absolutamente nada.  Cuando me  preguntaron mi opinión al respecto le dije: “Deberías decirle a esos niños: ¡no voy a permitir que sigan molestando a mi hija! Se callan ahora mismo o los regreso  su casa de inmediato.  Y luego hablar con la madre o padre y decirles: “ya no voy a llevar a tus hijos a la escuela porque se pasan todo el camino burlándose y molestando a mi hija y no la voy a seguir exponiendo a esto”.

 

Esta criatura hermosa e inocente, al ver que su padre permite que la molesten y humillen cada día, recibe el mensaje de que no vale, de que merece ser tratada así, ya que ni su propio padre la defiende. Este débil y cobarde hombre, en lugar de hablar de frente con los padres de estos niños para informarles sobre su conducta, lo que hizo fue simplemente inventarles una excusa para decirles que el próximo año escolar no podría pasar por sus hijos, pero dejó que las cosas siguieran sucediendo todavía durante algunas semanas más, porque: “al cabo ya se va a terminar el año escolar”.  Eso se llama no tener compasión, ni pantalones.

 

Algunos padres permiten que ciertos miembros de la familia se burlen de sus hijos y les inventen sobrenombres o hagan bromas acerca de sus dientes desacomodados, sus piernas flacas, sus malas calificaciones, o cualquier otro “defecto” del niño. 

 

Cada vez que una criatura no es defendida por sus padres, cuando de alguna manera alguien los molesta,  recibe este catastrófico mensaje: “eso es lo que te mereces, no vales lo suficiente”. ¿Cómo esperamos que una criatura que va por la vida viviendo esto constantemente, se convierta en un adolescente, y luego un adulto feliz y sano? 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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