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¿POR QUÉ Y CÓMO ENSEÑAR A TUS HIJOS A HONRAR A SUS ANTECESORES?


¿POR QUÉ Y CÓMO ENSEÑAR A TUS HIJOS A HONRAR A SUS ANTECESORES?

 

 

Casi a todos nos sucede que en cierta etapa de la vida, -por lo general cuando somos jóvenes- no le damos ninguna importancia al tema de nuestros antecesores, nuestro árbol genealógico, nuestras raíces.  Nos parecen cuestiones anticuadas y ridículas.  En la medida en que vamos madurando -y algunos de nosotros-, interesándonos en este asunto de la vida, el deseo de  honrar a nuestros antecesores se vuelve importantísimo, porque entendemos su porqué y su para qué.

 

Todos venimos de una cadena generacional, de la cual heredamos no sólo genes o ciertas pertenencias materiales, sino también cargas energéticas, “paquetes de energía”, por nombrarles de alguna manera, que están compuestos por ciertos patrones insanos, otros  sanos y luminosos y algo que hace sagrada la relación entre antecesores y descendientes:  la fuerza de amor y vida que se transmite de generación en generación en los niveles de alma y que sólo hasta que comprendemos esta gran verdad, sustentada por la ley de la Jerarquía, seremos capaces de ver el sentido profundo de ese “Honrarás a tu padre y a tu madre”.

 

La ley de la Jerarquía le da forma y sustento a todo sistema, el cual no podría ni siquiera existir, si no estuviera bajo el influjo de esta Ley.  Podríamos encontrarle a ella significados y funciones en absolutamente todas las áreas de la vida, de hecho está presente en todo lo que existe, pero en este espacio sólo la enfocaré en el tema que nos ocupa.

 

La familia es un sistema y como tal, debe observar y respetar la Ley mencionada, porque cuando esto no sucede, el sistema familiar se desarmoniza, generando en sus miembros desasosiego, ansiedad, enfermedad  e infelicidad en diferentes manifestaciones. Observar y respetar la Ley de la Jerarquía significa varias cosas, pero aquí sólo hablaré de la faceta que tiene que ver con el honrar a nuestros antecesores. Para lograrlo, es necesario verlos con los sabios ojos del alma, porque sólo desde ahí se puede percibir la verdad que nos conduce a honrarlos.

 

Honrar a nuestros padres y antecesores significa agradecerles con todo nuestro ser, por habernos dado la vida y por todo lo que nos han dado y enseñado. Simplemente eso.  

 

Es muy cierto que hay padres y madres que abusan, que abandonan, que dañan profundamente a sus hijos,  y  pareciera que no son merecedores de su amor y agradecimiento. Aun así,  esos padres deben ser honrados, por  el simple hecho de haber dado la vida a sus hijos.  Honrar, no necesariamente implica amar.  Implica solamente el reconocimiento y la gratitud por la vida  y por todo lo que sí dieron.

 

Cuando no honramos a nuestros antecesores, cerramos la puerta a ese flujo de amor y vida mencionado anteriormente.  Este es una fuerza que sostiene, asiste y acompaña por la vida, y que sirve para lograr todo, absolutamente todo lo que deseamos lograr. Si un varón no toma la energía masculina proveniente de su padre y sus antecesores varones, difícilmente podrá ser exitoso en todas las áreas de la vida.  Si una mujer no toma la energía femenina de su madre y sus antecesoras mujeres, tampoco podrá tener éxito en las diversas áreas de su vida. “Hay poderosas fuerzas del pasado que nos quieren ayudar”, dice Alejandro Jodorowsky, y esto no será posible, si no honramos a nuestros antecesores. Al hacerlo estamos honrando a la vida misma, porque ellos son sus representantes, son la vida misma que nos engendró y dio a luz.

 

Enseña a tus hijos a honrar a sus antecesores. Estas son algunas formas: 

 

  • Ellos necesitan ver que tú lo haces con los tuyos.  Cuando los hijos escuchan a sus padres burlarse, descalificar, criticar constantemente a sus propios padres, ellos  también crearán un mal concepto de sus abuelos y aprenderán esa actitud. Aun cuando tengas resentimientos y problemas con tus padres, aprecia todo lo bueno que tienen y te han dado (empezando con la vida) y háblales a tus hijos de ello. 

 

  • Explícales lo que te he comentado en este apartado acerca del porqué es importante y hermoso honrar a nuestros antecesores; ayúdales a entenderlo.

 

  • Crea junto con tus hijos el árbol genealógico de la familia; investiguen sobre sus antecesores tan atrás como se pueda y sobre las historias que sea posible de algunos de ellos. Los tíos y tías las saben. Hazlos conscientes de la importancia de conocer sus raíces, de las cuales provienen.

 

Y finalmente, te invito a llevar a cabo la siguiente vivencia, profunda y hermosa, que yo he experimentado y he llevado a muchas personas a hacer lo mismo, durante ciertos cursos o conferencias que tienen que ver con el tema. Lo ideal sería que lo experimentes tú mismo, y también puedes compartirlo con tus hijos.  Se trata de lo siguiente:

 

Debes estar de pie.  Puedes poner música tranquila, una vela, incienso o lo que a ti te guste.  Cierra tus ojos, respira lento y profundo, y luego percibe detrás de ti a todos tus antecesores.  En primer plano tus padres y después todos los demás. A muchos de ellos ni los conoces ni sabes que  existieron, pero de ahí vienes.  No podrás obviamente visualizar a cada uno, pero simplemente percibe su presencia.   Luego, manteniendo tus ojos cerrados todo el tiempo, lentamente da la media vuelta para que quedes de frente a ellos.  Exprésales desde tu corazón y mentalmente: “Gracias por haberme dado la vida.  Gracias por todo lo que me han dado y enseñado.  Los amo, los honro, los bendigo y les pido que me den su bendición y su fuerza de amor y vida”.  Y recíbelo, respíralo, déjate impregnar de ello.  Después de unos momentos, los que tú quieras, dales las gracias y despídete de la manera que lo desees.  Luego, date la media vuelta para que quedes, digamos, de espaldas a ellos, manteniendo tus ojos cerrados todo el tiempo. Ahora imagina que  frente a ti están todos tus descendientes: tus hijos en primer plano y luego todos los que vendrán. Y con la autoridad que te da el ser portador de esa fuerza de amor y vida que has recibido de tus antecesores, envíala hacia tus descendientes frente a ti.  Después de unos momentos, cuando estés listo, termina la vivencia: pon atención en ti mismo, ubícate muy bien aquí y ahora, siente tu cuerpo, y has todo lo que necesites hacer para terminar este trabajo profundo, hermoso, trascendente y poderoso más allá de lo que podemos imaginar.

 

Por tu propio bien, por el de tus hijos, por el de toda tu cadena generacional, honra a tus antecesores y enseña a tus hijos a hacerlo también.

 

 

 

 

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