Temas para vivir mejor

¿TU HIJO ES DEL SEXO QUE NO QUERÍAS?


¿TU HIJO ES DEL SEXO QUE NO QUERÍAS?

 

 

Esto sucede con mucha frecuencia y es completamente normal.  Cuando los padres esperan un hijo, pueden tener preferencia por un sexo en particular, pero a veces la criatura tiene otro destino y otros planes, y resulta que fue del sexo que no deseábamos. 

 

Muy pocas madres y padres reconocen su desilusión cuando esto sucede.  La mayoría lo reprimen o racionalizan, con comentarios como: “pues lo que importa es que esté sano” o, “que sea la voluntad de Dios”, pero en el fondo experimentan esa secreta desilusión, que manda a su hijo el mensaje de: “debiste ser hombre/mujer”.  Aun cuando los padres no expresen verbal y directamente este mensaje, el hijo lo recibe, porque los niveles de comunicación sutiles, que van más allá de las palabras, son sumamente poderosos; mucho más que estas.

 

El hecho de que un hijo haya nacido del sexo que no deseaban los padres, puede ser una causa del rechazo de estos, y a veces la familia contribuye poderosamente a que así sea.  Una joven madre me dijo que sentía que había decepcionado y fallado no sólo a su marido, sino a sus suegros, porque todos ellos deseaban con vehemencia un varón, por aquello de pasar el apellido.  Cuando le expliqué a la madre que el hombre es el que define el sexo, sintió un leve alivio, pero continuó triste por no haberle dado gusto a sus suegros y esposo al darles un varón (como si ella y no el alma de su hija, lo hubiera decidido).

 

Esta situación es sumamente común, y aunque tanto los padres como los suegros no lo reconozcan abiertamente (porque algunos tienen más delicadeza que otros), existe dentro de todos ellos la desilusión y hasta una especie de reclamo al hijo/a, por ser del sexo “equivocado”.

 

Esto afecta la identidad de nuestros hijos y el hecho de que se acepten como hombres o mujeres; puede tener repercusiones aun más profundas, pero basta con decir que podemos hacer algo al respecto, para evitar que este hecho les dañe. Reprimir, negar o racionalizar nuestros sentimientos, no resuelve nada.

 

Por fortuna hay herramientas eficaces que podemos llevar a cabo para amortiguar y por qué no, deshacer los efectos que este mensaje de “debiste ser hombre/mujer”, puede provocar en la vida de nuestros hijos. Estas las puedes llevar a cabo sin importar la edad que tenga tu hijo con quien viviste esta situación; puede ser un recién nacido o un adulto de 50 años. Tampoco importa si lo sentiste hace años y ya no, o todavía lo experimentas. En el nivel que vamos a trabajar no existe el tiempo y todo está sucediendo aquí y ahora.

 

Esta es mi propuesta: escribe una carta para tu hijo/a con quien experimentaste  ese rechazo o desilusión por ser del sexo diferente al que deseabas. Hago fuerte hincapié en que NUNCA se la vas a entregar o a leer. Es sólo para que esa parte tuya que se siente o sintió así, pueda expresarse libremente y a salvo.

 

En esa carta le vas a decir a tu hijo todo lo que sentiste o todavía sientes, absolutamente todo, aunque suene muy feo y te cause culpa; si sale, es porque ahí está y es necesario desocuparlo, sacarlo de la oscuridad y llenarlo de luz. Y a fin de cuentas, de todas maneras tu hijo ya lo sabe en un nivel inconsciente y a veces también en el consciente.

 

Le dirás en la carta por ejemplo:   “cuando naciste me desilusioné mucho porque eras mujer/hombre, yo quería que fueras niño para enseñarte a pescar y a jugar fútbol y que cuando crecieras continuaras con el negocio familiar y con el apellido, o niña para que nos acompañáramos y viajáramos juntas.” “toda la familia se desilusionó y yo me sentí muy mal de haberles fallado” etc. Expresa todo con honestidad; abre tu corazón, y mientras lo haces, permítete llorar o hacer todo lo que te nazca.

 

He aquí una recomendación sumamente importante,  que te pido que tomes muy en cuenta porque es lo que producirá el efecto sanador de este trabajo: independientemente de lo que quieras escribir en dicha carta, por favor incluye estas frases:

 

  • Tú no tienes la culpa de que yo (o toda la familia)  me haya desilusionado porque fuiste mujer/hombre
  • Está muy bien ser hombre/mujer
  • Tienes TODO MI PERMISO para ser hombre/mujer

 

Enseguida,  relájate unos momentos, imagina que tu hijo/a está frente a ti,  léele la carta y deja que fluyan tus sentimientos mientras lo haces.  Te repito que nunca se la vas a entregar o a leer personal y directamente, porque esta comunicación se está dando sólo en el nivel del alma. Luego quema la carta, siendo consciente de que al quemarla estas purificando y transmutando esos sentimientos, y liberando a tu hijo de sus efectos. Una vez que esté completamente quemada, echa las cenizas a una planta o un árbol, porque estas contienen minerales. Has transmutado algo doloroso, en un alimento para un ser vivo.

 

Hay que honrar el sexo con el que nuestro hijo nació. Ese es su destino. Así corresponde, así debe ser… ¡y así está bien!

 

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