¿TU HIJO HACE ‘PIPÍ’ EN LA CAMA?
A éste hecho se le conoce como “enuresis nocturna”, la cual se diagnosticará como tal, si el niño hace pipí en la cama mientras duerme, después de haber cumplido los 4 años. Existe también la “enuresis diurna” pero en este espacio me enfocaré a la nocturna, que en mi experiencia profesional parece ser la que vuelve locos a los padres, tal vez -entre otras cosas-, porque implica tener que lavar sábanas y pijamas y asolear colchones casi todos los días, tareas que pueden resultar agobiantes para quien las lleva a cabo.
Los niños que padecen enuresis nocturna suelen sentirse avergonzados, sucios, culpables, y ansiosos, y esto con frecuencia es reforzado por el manejo inadecuado que muchos padres hacen al respecto, castigando al niño, agrediéndolo, burlándose y hasta golpeándolo. Los padres con un niño que padece esta problemática, deben entender que no lo hace por maldad o con mala intención; ni siquiera con intención.
Anteriormente, la enuresis nocturna se consideraba un problema netamente psicológico y emocional, y esto suponía que los padres no estaban haciendo bien su función como tales. Si bien es cierto que la enuresis puede tener un fuerte componente psicológico y emocional, también es cierto que hay otros factores que la causan, por ejemplo:
A veces sucede que el niño presenta una “regresión”, es decir, comienza de nuevo a orinarse en la cama después de meses o años de ya no hacerlo, como consecuencia de cierto evento en su vida que le afecta emocionalmente, por ejemplo: la pérdida de un ser querido, la llegada de un nuevo hermanito, el divorcio de los padres, el cambio de residencia o de escuela, etc. En estos casos el niño necesita apoyo psicológico para poder superar esa situación y la enuresis se corregirá por añadidura.
La enuresis tiene solución y con mucha frecuencia se corrige sola, pero es muy conveniente que los padres acudan a un especialista, ya sea el pediatra o un urólogo para determinar si las causas son físicas, o si es necesaria la intervención de un psicólogo cuando estas son de origen emocional. En ambos casos, el especialista diseñará el “plan de acción” a seguir y aconsejará a los padres sobre el manejo adecuado de la situación.
Y a fin de cuentas, la actitud de los padres es un factor decisivo en la solución de la enuresis. Insisto una vez más en que no deben regañar ni castigar al niño; tampoco burlarse de él ó ridiculizarlo ante los demás. Una actitud amorosa y comprensiva y la atención profesional adecuada, le ayudarán a salir adelante, sin que la enuresis deje huellas en su autoestima y en su bienestar emocional.