Temas para vivir mejor

¿QUÉ ES LA CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDA?


La palabra “crisis” significa simplemente “cambio o transición”. Es un proceso de  crecimiento y maduración; se presenta acompañada de síntomas  que con mucha frecuencia desconciertan a quien la está viviendo. Entre los 35 y 55 años, prácticamente todos viviremos una crisis de autenticidad.  Cada persona reacciona diferente a ella: algunos alejándose, otros la bloquean y reprimen hasta que explota, y otros la viven conscientemente y la aprovechan para crecer y volverse más auténticos.

 

Todo comienza alrededor de los 35 años, como una vaga sensación. Los primeros cambios que notamos son los físicos. Si bien al inicio son muy leves, a veces casi imperceptibles, la realidad es que están ahí, y se hacen presentes de alguna manera. 

 

Aunque estos cambios físicos se dan tanto en hombres como en mujeres, parece ser que a nosotras nos asustan más, ya que existe una fuerte presión social sobre las mujeres, “exigiéndonos” el mantenernos bellas, jóvenes, firmes, etc. y si no cumplimos con esos parámetros, nos sentimos inadecuadas y menos valiosas.  Los hombres no experimentan esta presión social por mantenerse jóvenes.  A ellos se les “permite” tener canas (nosotras nos las pintamos), tener arrugas (nosotras usamos toda clase de tratamientos para borrarlas), tener panza (nosotras tenemos que eliminarla con ejercicio o cirugía si es preciso).  Esta presión social sobre las mujeres, hace que muchas sucumban a ella y sufran de verdad por la inevitable realidad de envejecer. 

 

Todo esto es fuertemente acrecentado por el constante y agobiante bombardeo que los medios de comunicación ejercen, reforzando esa obsesión por la juventud que la sociedad actual presenta.  Hace unos días, por pura curiosidad, me puse durante una hora a brincar de un canal de televisión a otro, para contar las veces que en los comerciales de televisión, se menciona la palabra “joven” o”juventud” y sus derivados (como: verte X años más joven, piel más joven, disminuir las arrugas, etc.): ¡fueron 16 veces! ¡Es un verdadero lavado de cerebro! No nos extrañe que la mayoría de las mujeres sufran por la pérdida de la lozanía y la juventud, y lleguen a despreciar o hasta a odiar su cara y su cuerpo.

 

En el aspecto familiar, con frecuencia se junta la crisis de la adolescencia de los hijos, con la crisis de la mitad de la vida que los padres experimentan, generando un verdadero caos en la relación entre ambos, que hace difícil encontrar caminos de comunicación. Se presenta también el momento del “nido vacío”  dejando a los padres sin la fuerte distracción que son los hijos, surgiendo así todos sus asuntos de pareja no resueltos, así como los conflictos internos individuales, que estuvieron tapados por las distracciones que el día a día con los hijos nos proporcionan. 

Esto puede generar que la pareja explote y se separe, o en el mejor de los casos, los lleve a una redefinición de su relación, en su nueva circunstancia. Esto es por supuesto lo más sano. En el aspecto individual, el quedarnos sin la distracción de los hijos, es una maravillosa oportunidad que puede llevarnos hacia sanos caminos de búsqueda interior y curación a través de cualquiera de los tantos medios que existen para ello.

 

En el aspecto social, esta es una poderosísima etapa de la existencia, porque nos hemos vuelto más sabios por las experiencias de la vida, y como consecuencia hemos desarrollado un “buen juicio”; porque somos la generación que comanda y guía; porque tenemos una gran capacidad de generar y crear, como consecuencia de la potente combinación de experiencia y juventud, puesto que todavía no somos viejos. 

 

En el aspecto laboral, los hombres generalmente experimentan una serie de cuestionamientos acerca de sus elecciones hechas a lo largo de su vida y acerca de sus logros profesionales. Es muy común que algunos se sientan  frustrados y abrumados por tormentosos pensamientos como: ya debería tener una casa propia; mis planes eran que a esta edad ya iba a tener tales logros, o tal negocio, o tal cantidad de dinero, etc. Esto provoca la llamada “aceleración de la carrera”, lo que significa que se esfuerzan intensamente por ganarle al tiempo y aprovechar al máximo la etapa productiva que les queda, para obtener los mayores logros posibles.  Esto sucede con más frecuencia a los hombres que a las mujeres, debido al rol que ellos juegan tanto en la familia como en la sociedad.

 

Sea como sea, esta “mitad de la vida” es una etapa intensa, profunda, que nos mueve inevitablemente a reevaluarnos, renovarnos, redefinirnos. Estar preparados para reconocer y convertir en algo positivo los cambios que experimentamos en el cuerpo, las emociones, la mente y el espíritu, nos ayudará a transformar la angustia por envejecer, en una poderosa fuente de madurez y sabiduría y abrirle los brazos a esta  etapa de cosecha, productividad y reconciliación con la vida.

 

 

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