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¿Por qué algunos niños se chupan el dedo?


¿POR QUÉ ALGUNOS NIÑOS SE CHUPAN EL DEDO?

 

 

Encuentro con frecuencia a muchas madres y padres preocupados y hasta aterrorizados, porque su bebé se chupa el dedo, o tiene una cobijita o cualquier otro objeto que no quiere soltar, y que si no lo está tocando, oliendo o frotándolo en su carita, no puede dormir.

 

El ignorar el porqué de esta conducta, lleva a los padres a hacer cosas inadecuadas para evitarla, algunas tan extremas como vendarle al bebé el dedito que se chupa o embarrarlo con chile u otros sabores desagradables. He conocido casos en los que a  niños un poco mayores, incluso les enyesan el dedo. También se llevan a cabo otras tácticas, como esconderle el objeto (cobijita, trapito, muñequito), dejándolo llorar durante horas, con el fin de quitarle ese “mal hábito” de una vez y evitar que lo mantenga hasta etapas futuras. Los padres expresan esta preocupación: ¡va a tener 15 ó 20 años y va a andar por ahí chupándose el dedo o cargando su cobijita por todos lados!

 

Es muy importante comprender que chuparse el dedo o tener ese apego a determinado objeto, tiene una función  primordial en el desarrollo psicológico del bebé.  En los primeros meses de vida, la naturaleza ha determinado que el bebé presente una simbiosis con su madre, es decir, un apego tal que lo lleva a la percepción de que ambos son un solo individuo, lo cual es sano y necesario en esa etapa, para establecer la llamada “confianza básica”. Esta es una sensación de seguridad y bienestar, altamente necesaria para el resto de su vida. 

 

Un bebé que ha adquirido la confianza básica a través del apego profundo con su madre, manifestado en su cercanía física, amor, voz, y mucho contacto físico, crecerá seguro, y desarrollará utilísimos rasgos de personalidad que le servirán por siempre, como la confianza en si mismo, en otros y en la vida, y gran seguridad, que se traducen en un fuerte yo interno y gran capacidad de resolver problemas, comprometerse, lograr, etc.

 

Así pues, en algún momento el bebé comienza poco a poco su proceso de individualización, es decir, su percepción de sí mismo como un ser aparte e independiente de su madre. Para lograr esta meta, toma el llamado “objeto transicional”, -que es su dedo que chupa, o ese objeto al que tiene un fuerte apego-, el cual representa un “sustituto” de mamá, y le ayuda a llevar a cabo este importantísimo proceso de desapego e individualización. Por esta razón, los padres deben permitir al bebé disfrutar al máximo su “objeto transicional”. Me encanta ver a los bebés en ese estado de éxtasis al que entran cuando están deleitándose con él.

 

Si se le permite pasar por este proceso libremente, sin recriminarlo o impedírselo, la transición por esta etapa se dará de manera natural y sana y en algún momento, alrededor de los 2 ½  a 3 ½ años, (puede ser antes o después), el bebé dejará espontáneamente ese “objeto transicional”,

 

¿Por qué algunos niños no lo superan a la edad adecuada y siguen chupándose el dedo o cargando su objeto transicional hasta la adolescencia o la edad adulta?  Una de las causas es que estas personas, cuando bebés, tuvieron grandes carencias emocionales y necesidades no satisfechas. Quizá porque mamá -por la razón que sea- no estuvo con ellos; quizá porque no fueron tocados y mimados; quizá en pocas palabras, porque no fueron amados. Otra de las razones por las que no se supera la etapa del objeto transicional, es porque los padres no le permitieron al niño hacer uso del mismo ni transitar libremente por ella, tomando acciones como las que anteriormente mencioné, para impedirle al bebé el contacto con su objeto transicional.

 

Esta es la manera sana de ayudar a tu bebé a pasar por este proceso: permítele disfrutar libremente su “objeto transicional”. Con esto quiero decir que le permitas chuparse el dedo, frotarse la cobijita en la cara, chupar el trapito o juguetito, etc. No tengas miedo, eso está bien. Y muéstrale siempre tu amor sin límites acariciándolo mucho, abrazándolo, mirándolo a los ojos y hablándole con suavidad y cariño. Ten por seguro que cuando llegue su momento, tu hijo dejará espontáneamente esa conducta. La naturaleza es sabia y perfecta; no es casualidad que todos los bebés del mundo tienen el impulso de chuparse el dedo (desde que son fetos) y que en su momento buscan su “objeto transicional”. No es un error que los padres tenemos que cambiar y corregir, sino un acierto de la psique, que los padres debemos entender y respetar, y al que debemos aliarnos y fluir con él para que cumpla su objetivo.  La vida tiene todo calculado. Confiemos en ella y ayudémosle a la naturaleza a hacer su trabajo, en lugar de obstaculizarlo por nuestra ignorancia.

 

 

 

 

 

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