Temas para vivir mejor

¿POR QUÉ NO ES RECOMENDABLE LA INFIDELIDAD?


¿POR QUÉ NO ES RECOMENDABLE LA INFIDELIDAD?

 

 

Cada vez que escucho a uno de mis colegas psicoterapeutas o sexólogos defensores de la infidelidad, decir que ésta es recomendable porque resuelve los problemas de pareja, aumenta la autoestima, o mantiene a la pareja unida, yo respondo: “Por favor preséntame un caso… no te pido dos, te pido UNO, donde esto sea verdad, porque eso no es lo que yo he visto”.  Hasta la fecha no ha sucedido.

 

El tema de la infidelidad como muchos otros en la vida, se presta a gran polémica,  juicios de valores y opiniones tan variados como seres humanos hay sobre la tierra.  Cada uno de ellos es muy respetable y cada persona tiene el derecho de opinar lo que quiera.

 

No obstante, a mi sólo me bastan los hechos para convencerme cada día más, de que la infidelidad no es el camino ni la solución, por  lo tanto la considero altamente NO RECOMENDABLE. ¿Por qué?

 

Por mi consultorio han pasado varias docenas de esposas, esposos y parejas con este tema.  Varias parejas que conozco de manera personal, también. Nunca he encontrado esas maravillas que algunos afirman que la infidelidad proporciona. Lo que sí he encontrado en todos, es un tremendo estrés y desgaste de energía por mantener el secreto, crear excusas y explicaciones creíbles para encontrarse con el/la amante, cuidar los detalles para no ser descubiertos y elaborar y encubrir las cotidianas mentiras. 

 

También he visto las agobiantes cargas de culpa y las luchas internas entre el debo y el quiero, entre el cuerpo y la mente, y la mezcla de maripositas o mariposotas en el estómago que parecieran ser tan excitantes, pero siempre  las acompaña también la angustia, el medio, el estrés, etc.  ¡Qué flojera me dan los infieles!  ¡Qué manera de vivir es esa! Cada vez que estoy frente a un nuevo caso de infidelidad me pregunto cómo es que hay tantos que quieren vivir así, en lugar de tener la honestidad y las agallas para reconocer sus problemas tanto individuales como de pareja, abrirlos, enfrentarlos y trabajar en su solución o si así lo deciden, cerrar ese capítulo antes de abrir el otro.

 

Pero aquí no termina la cosa… la verdad SIEMPRE surge tarde o temprano. Porque la verdad no soporta estar oculta, porque ama y necesita la luz del día y la claridad del sol y siempre se muestra. Y entonces viene el caos: tremendo dolor y enormes pérdidas, no sólo para los amantes, sino para sus parejas, sus hijos, su familia, pero obviamente muy en especial para sus parejas.  Y en ocasiones el asunto termina en una horrible tragedia.

 

Lo que hace tan destructivos los efectos de la infidelidad, es todo lo que la acompaña para que pueda existir: traición, secretos, mentiras, que tarde o temprano minan el autoconcepto de la persona, porque nadie puede ir por la vida mintiendo y traicionando constantemente, y a la vez sintiéndose valioso e íntegro. Por otra parte, cuando la verdad se descubre, la pareja de el/la infiel experimenta uno de los dolores más devastadores  que pueden existir.

 

Uno de los argumentos de los defensores de la infidelidad, es que “ojos que no ven, corazón que no siente”. “Mientras seas cuidadoso/a no pasa nada”.  La verdad es que el secreto no dura para siempre. Simplemente no sucede así. Es inevitable que haya ciertos cambios de comportamientos y actitudes, que delatan al infiel, y aun cuando pareciera que su pareja no se da cuenta conscientemente, siempre lo percibe en algún nivel; porque “tu ropa huele a leña de otro hogar”[1]. Esta metáfora me encanta.  Significa que tu aura o campo energético está impregnado con la energía de la otra persona y tu campo mental plagado de sus imágenes  y esto es imposible no percibirlo; inconscientemente, visceralmente, intuitivamente, se siente, se sabe, lo cual como consecuencia comienza a minar y a destruir “el alma de la relación”, y los separa. Cuando el alma de la relación se muere, hay mucho dolor e insatisfacción en el estar juntos, y no hay marcha atrás.

 

Otro de los argumentos defensores de la infidelidad es el poner como ejemplo la existencia de movimientos como los “swingers” (intercambio de parejas), de culturas donde se tienen varias esposas, o relaciones donde ambos acuerdan tener experiencias sexuales con otras personas. Nota por favor la gran diferencia que hay  entre esto y la infidelidad.  Ahí no hay traición ni mentiras. Todos los involucrados en la situación, la conocen; nadie está ocultando nada, las cosas son abiertas y con pleno consentimiento de todos. Eso no es infidelidad. Esta conlleva SIEMPRE: mentiras, secretos, traición, engaño, como lo he comentado con anterioridad.

 

Si bien a veces parece que la infidelidad mejora la relación (y esto sólo sucede al principio), es debido a que quien es infiel se siente culpable; entonces, para lavar su culpa, comienza a ser más amoroso/a en muchas formas, con su pareja. Pero todo lo que viene de la culpa no es auténtico, por lo cual no satisface a quien lo recibe, ni provoca efectos sanadores, ni puede durar mucho tiempo. 

 

Basándome pues en los hechos, por el lado que lo vea y por más que me esfuerce en encontrarle “el lado bueno” a la infidelidad, la sigo considerando altamente no recomendable.

 

Hagamos las cosas con sabiduría y autenticidad, y aceptemos que todo aquello que para que exista requiere de secretos, traiciones y mentiras, no puede ser sano ni beneficiarnos en absoluto. Dice un refrán: “Si tu relación debe ser un secreto, no deberías estar en ella”.



[1] Frase tomada de la canción “Tómame o déjame” del grupo Mocedades.

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