¿ES CONVENIENTE DEJAR LLORAR A LOS BEBÉS?
Cuando un bebé llora, tiene un motivo: hambre, frío, calor, sueño, cansancio, dolor, estrés o necesidad de amor y contacto físico. Han existido opiniones encontradas en cuanto a si es conveniente dejarlo llorar, una vez que se han satisfecho sus necesidades básicas y aun sigue llorando.
Algunos recomiendan dejar que lo haga hasta que por agotamiento se quede dormido; otros consideran que esto es un gran error… ¡y lo es!
Cuando dejamos llorar por largo rato a una criaturita dependiente e indefensa, que además estuvo protegida nueve meses en el vientre tibio y seguro de su madre, experimenta sin duda alguna una dolorosa impotencia, abandono, soledad y desamparo. También experimenta dolor físico, ya que todo el aire que toma por los gritos y el llanto, y la contracción de sus músculos provocada por lo mismo, distienden sus paredes abdominales causándole gran incomodidad, e incluso dolor. Pero hay algo aun peor: cuando dejarlo llorar es un patrón repetitivo, se gestará en ese bebé una gran inseguridad, temor y falta de confianza en si mismo, en los demás, y en la vida misma, que le acompañarán hasta su adultez.
¡Pobrecitos de los bebés a los que dejan llorar, llorar y llorar!… ¡Me conmueven tanto!
En algún tiempo esto se consideró un método adecuado, porque resulta sumamente eficaz para “entrenar” a un bebé a quedarse dormido por agotamiento, a rendirse y por ende, a dejar de llorar. Actualmente, numerosos estudios comprueban que es un método inadecuado, cruel y que deja importantes secuelas como las mencionadas, por lo que por fortuna, cada día es menos popular.
Es importante hacer una aclaración en cuanto a la función del llanto en los bebés. Por una parte, es el lenguaje que ellos utilizan para hacernos saber que necesitan algo. Por otra parte, igual que sucede con los adultos, el llanto es una forma de desahogo de la frustración y el estrés, y al permitirlo expulsamos la tensión e incluso sustancias tóxicas que dichos estados emocionales generan. En el caso de los bebés, ellos pueden también estar estresados por un arduo trabajo de parto, o por cualquier otra situación que en su corta vida les ha producido tensión emocional. Por esta razón ellos, como los adultos, requieren a veces de ese desahogo a través del llanto. ¡Pero mucho cuidado! No confundamos esto con el método de dejarlo llorar sólo y desamparado, hasta que se quede dormido.
La forma sana y adecuada de ayudar a un bebé a que desahogue su estrés a través del llanto, es así: en primer lugar nos aseguramos de que no llora por hambre, dolor, frío, calor o sueño. Si el bebé tiene todas esas necesidades cubiertas y llora sin motivo aparente, ese es justamente el tipo de llanto que nos indica que necesita desahogar su estrés. Entonces, la madre preferentemente, o quien está a cargo del bebé, lo tomará en sus brazos mientras llora y le hablará dulcemente mirándole a los ojos todo el tiempo y diciéndole que lo ama, que lo escucha, que está bien llorar, mientras lo acaricia y hace todo lo necesario para hacerlo sentir contenido, seguro y amado. Esto durará hasta que el bebé, de forma natural, deje de llorar.
Este manejo sano, amoroso y sabio, le ayudará a relajarse, y a desahogar cualquier tensión física o emocional que esté experimentando, y al mismo tiempo fortalece sus lazos emocionales haciéndolo sentir seguro y protegido.
Por el bien de esas amadas, hermosas, indefensas y fascinantes criaturitas, ayudémosles amorosamente a pasar por esa etapa y a lograr la “tarea” que corresponde a la misma: establecer la CONFIANZA BÁSICA, que se traduce en fuertes y sanadores lazos emocionales que le aportan confianza y seguridad en si mismo, en otras personas y en la vida.
¿Quién no desea eso para sus hijos?